REVIEW: Thrice, Vheissu

Island, 2005



Thrice portan sobre sus espaldas solo 6 años de vida, transcurridos a una velocidad vertiginosa, ya con su primer disco salieron a girar tanto en América como en Europa de mano de NoFX o de Strung Out. A parte de haber sido (y ser) un fijo en el Warped Tour y gozar del galardón de pasar por el Hellfest sin ser una banda hardcore, en el estricto sentido de la palabra, y haber triunfado.
Se denota una evolución madura de cada uno de sus componentes, todo ha ido macerando sin prisa, con sentido común, y ahora mismo nos encontramos ante una de las bandas mas importantes.

Voces exquisitas, nada monotonas, tan expresivas que llegan a tocarte. No se puede considerar a Thrice como una banda emo, ni muchísimo menos, con influencias de bandas como Strung Out, At The Drive-In o Refused han tomado de varios cálices, dejando muy muy atrás esa oleada de post-hardcore, emocore en la cual fueron encasillados en la época de su eclosión.

Un disco emotivo, tridimensional, donde la intensidad se mantiene durante las 11 canciones. Pianos, Violas, Cellos, pasajes acústicos reverberados, un mar de ambientes y atmósferas cuidadas, es un torrente de buen gusto y de buen hacer.
Impresiona la calidad, la técnica, el buen gusto que se atesoran en los primeros 20 minutos (Image Of The Invisible, Between The End And Where We Lie, The Earth Will Shake y Atlantic), pueden llegar a extasiar. Esto no quiere decir que el resto del disco se vea mermado, ni mucho menos, joyas como Music Box o Like Months To Flame no desmerecen en absoluto. Tensión y emotividad que se pueden palpar en unas letras cuidadas, pulidas a dos voces, a dos melodías, a dos planos.
Chicos, estas no son 5 calaveritas puestas al tun tun.
Este disco supone apostar sobre seguro. Solo se puede ganar o ganar.